domingo, 3 de junio de 2012

Con los pies para abajo

Ya es hora de cerrar este blog. Ha pasado un mes desde que llegué y como siempre el tiempo se empeña en hacerse relativo, un mes no pasa igual de rápido aquí que en las antipodas y tampoco dura lo mismo con 36 que con 37 años. Han pasado muchas cosas en este mes pero como no estoy en un país extranjero y no tienen que ver con dificultades con idiomas o cosas parecidas las he dado menos importancia y las he ido olvidando, es lo que hace que mirando hacia atrás tenga la sensación que hace nada que estaba llegando a Madrid, cansado, con barba de 10 días y con 26 horas sin dormir a mis espaldas.
En este mes he visto a mucha gente, he intentado veros a todos vosotros y he comprobado que en este mundo en que vivimos el tiempo es el valor más importante, tiempo de calidad y la paciencia una de las cualidades más importantes en los tiempos en los que todo se quiere de manera instantánea. He escalado todo lo que he podido, he visto amigos que hacía años que no veía, me he cortado el pelo, he visto un premio goya y lo he tenido en mis manos, he intentado aprovechar cada momento al máximo, en definitiva, he recargado baterías para la próxima aventura. Esto no es un adiós.

lunes, 23 de abril de 2012

Australia

Son las 4:56 de la tarde, hora australiana, del sábado 21 de abril de 2012. Estoy en la playa de Mainly en Sydney, Australia. Es curioso lo que hace el cerebro, lo tengo en modo spanish totalmente y me parece que todo el mundo está hablando español, no porque les entienda, son frases sueltas, palabras que escucho que me parecen español, luego me acerco y resulta que es español... noo, no es español, pero me lo parece, escucho un poco más y resulta que es chino o algún idioma asiático o incluso inglés, también es verdad que a veces sí que es español, que cosas. El modo spanish es simplemente porque no me queda nada en las antipodas, esto se acaba, se apagan las luces, se baja el telón, pero la verdad es que en los últimos coletazos de esta obra estoy bordando una buena interpretación humorística, por llamarlo de alguna manera, ayer fue un día redondo en ese sentido.



Después de dormir una hora, levantarme a las 4 de la mañana para llegar al aeropuerto a tiempo (por cierto, tengo que decir me que acercó Clemcy trabaja cerca y entra a las 5:30, detallazo por su parte), llego a la puerta de embarque y me dicen amablemente que me quite de en medio, trato de leer todos los carteles que puedo pero no veo nada, entonces pregunto a otra amable señorita, porque a la primera solo le ha faltado morder amablemente mientras ladraba, esta me explica un poco más y me da un papelito en el que dice que me regalan 200$ para próximos vuelos con Jetstar y en letra pequeña piden disculpas porque resulta que han reservado más plazas para el vuelo de las que tenían disponibles, "mecagonsuputamadre..." digo bajito, pero entendible, dicen que van a tratar de recolocarnos en otros vuelos para que podamos llegar a Sydney y que nos dirán algo en 15 minutos. El chico que está a mi lado rubio, con ojos azules y con una cara de australiano muy reconocible me pregunta en perfecto español que de que parte de españa soy, él es de málaga, demostrando que soy un maestro reconociendo nacionalidades a simple vista. 4 horas después llego a la Golden Coast a unos 1800 km al norte de Sydney, la amable señorita de la terminal de Christchurch hizo todo lo posible y me consiguió un vuelo desde aquí a Sydney que sale dentro de otras 4 horas, por lo tanto acumularía un retraso total de 8 horas. Al entrar en Australia tienes que pasar un minucioso control para evitar que introduzcas especies extrañas de plantas o de animales, por lo tanto tuve que recoger mis mochilas y volver a facturar otra vez. Al intentar facturar para el vuelo local, me dicen que todavía no se puede facturar para ese vuelo y que tengo que esperar. Pero tengo un pasatiempo estupendo, en el vuelo anterior a parte de ver desde la ventana el monte Cook, Castle Hill y un montón de sitios en los que había pasado estos últimos meses y echar una lagrimita, me doy cuenta que no recuerdo haber metido el disco duro donde guardo todas las fotos del viaje, mi corazón se dispara y empiezo a ver imágenes de los niños de la granja comiendose mi disco duro, bit a bit, intento recordar pero por más que lo intento solo consigo ver claro en mi cabeza el haber pensado que por nada del mundo tenía que perder ese disco. Con la agonía, me decidí a vaciar mis dos mochilas para comprobar si tenía el disquito, antes de nada, pensé que no estaría mal contactar con Toni, la mujer de la granja, para que buscar en mi habitación. Mientras tanto veo que ninguno de mis compañeros de viaje afectados por el overbooking está esperando y por el contrario veo que han facturado sus maletas, me dirijo al mostrador y la chica me dice muy amablemente que me puede cambiar el vuelo a uno que sale más pronto sin problemas, quedo perplejo y me pregunto que COJ....S le pasaba a la chica de Christchurch y a la chica de hace un momento que me ha dicho que espere.



Tres horas después desciendo del avión en Sydney, después de haber visto por la ventanilla del avión toda Sydney, el Opera House, el Harbour, central Park, Mainly Beach, Bondi, The Rocks, Kings Cross, eso sí, todo muy pequeñito. En el aeropuerto de Sydney me decido a inspeccionar una de las mochilas que voy a dejar allí todo este tiempo para ahorrar peso, todo el mundo observa mis gallumbos pero yo no consigo ver mi disco duro. Consigo enviar un mensaje a la mujer diciendo que me devuelva mi disco duro, por favor,se que lo tiene escondido en algún sitio. En el camino al hostel que tengo reservado en la playa de Bondi me doy cuenta de dos cosas: 1) las chicas están más buenas en Sydney, pero con diferencia 2) son bastante más expresivos y más bordes que los kiwis... es decir, me encuentro como en casa. Ya en la habitación del hostel me doy cuenta de más cosas 1) este sitio apesta 2) va a ser complicado dormir con la música salvaje que se oye por la ventana y dentro del hostel, menos mal que estoy más petao que las casetas de la feria de abril, además el colchón está lleno de muelles a flor de piel que consiguen su objetivo a la perfección: joderte la vida. Voy sacando todas las cosas de mi mochila y el disco no aparece, la mujer ya me ha respondido y me ha dicho que no lo encuentra, mientras voy mojando mi ropa con las lágrimas veo en el fondo de la mochila un resplandor, el cielo se abre y una mano gigante aparece con el dedo índice señalando algo, sí, no estoy tan mal, aun sin recordarlo mi cerebro pensó que era muy importante y hace unos días lo metió en el fondo de la mochila, me doy cuenta que tengo que respirar y con una profunda bocanada lleno de aire mis pulmones. Más aliviado me doy un paseo por la playa en chanclas y bañador. Son las 5 de la tarde y por fin puedo disfrutar de esta ciudad. Andando por la playa llego a una zona preciosa de rocas de arenisca que es azotada por las olas del mar, voy andando entre rocas, de repente una ola más grande de lo normal hace que el agua me llegue a las rodillas, mientras salto a una roca más elevada una de mis preciosas chanclas sale despedida y se va flotando con la ola que se retira, salto al agua a por ella y la consigo alcanzar. Mientras tanto otra ola ha entrado y casi me cubre hasta la cintura. El agua empieza a tirar y yo lo último que quiero es caerme entre las rocas, salto a la roca elevada perdiendo la otra chancla, esta vez la fuerza de la ola es mayor y veo como se aleja entre las olas. Con una chancla en la mano y la otra flotando en el agua ya a unos 20 metros de distancia la miro desconsolado como si fuera un barco cargado de seres queridos que se aleja en la penumbra del atardecer. Muy digno meto la chancla en mi mochila y me voy andando al hostel, descalzo. Aquí se hace de noche muy pronto, y teniendo en cuenta que hay dos horas de diferencia horaria entre NZ y Australia a las 8 de la tarde estoy muy cansado, trato de hacer tiempo pero es imposible. La fiesta en el hostel es descomunal, música por todos lados y en mi habitación gente viendo una película. Me quito la ropa, me meto en la cama llena de muelles a flor de piel, y me duermo, 10 horas después me despierto, son las 6 de la mañana, me doy la vuelta, me clavo un muelle y me vuelvo a dormir. A las 8:10 decido que 12 horas durmiendo son suficientes y con la marca de los muelles en la espalda me levanto bastante recuperado.



Sydney es una ciudad enorme, ella solita tiene más población que toda Nueva Zelanda y además está llena de turistas. He de reconocer que fue emocionante ver el Opera House, es como ver a un famoso, parece que lo conoces de toda la vida. Es un edificio muy curioso y brilla tanto porque resulta que los muros redondeados están recubiertos de azulejos blancos, muy castizo. He comprado un billete para todos los transportes de la ciudad que dura un día. Hago lo que hace todo el mundo, muchas fotos y poner cara de "...WTF.." cuando ves los enormes rascacielos de la ciudad. Barco, bus, metro, tranvía voy tachando todos los transportes uno a uno. Es curioso estoy rodeado de millones de personas y de más gente de la que he visto en casi tres meses en NZ pero me siento solo. Es sábado por la noche, la gente se ha puesto sus trajes de gala y salen a tomar algo. Una cálida noche de otoño, todo el mundo sonríe y yo estoy en bañador, paseando, observando... bodas, cenas de amigos, familias, gente bien vestida, gente aparentemente feliz y me siento marginado, a parte, fuera de lugar o quizás es envidia, el caso es que no parece una mala ciudad para vivir, buen clima, buen ambiente y es bonita, en su estilo, pero bonita. Vuelvo al hostel no sin antes hacer una Bonachada. Cojo un metro para ir a mi hostel, me equivoco de tren y me bajo en la primera parada, salgo a la calle y veo que el autobus que me lleva al hostel para muy cerca, cruzo la calle y espero, al rato viene uno, me monto y al cabo de unos 10 minutos me vuelvo a bajar en el centro de Sydney, última parada, exactamente el mismo sitio de donde venía. Vuelvo a coger el mismo autobus y esta vez sí, me lleva al hostel de la fiesta padre. La noche anterior se repite, pero inexplicablemente estoy super cansado y vuelvo a dormir.

Vida Familiar

Mis últimos días en Nueva Zelanda han merecido mucho la pena. No he visto nada espectacular, no he vivido nada extremo, no, simplemente he conocido personas que viven en la otra punta del mundo y que tienen los mismos problemas y preocupaciones que nosotros. Me he sentido como uno más, he compartido comida, techo, experiencias y un montón de cosas con esta familia, he llegado a conectar tanto con ellos que me ha dado verdadera pena irme de allí. Lo he pasado genial con los niños aunque eso no quita que a veces me daban ganas de tirarlos por la ventana, total, es un bajo. Cuando Alex, el pequeñín, abría la puerta de la habitación a las 7 de la mañana diciendo monkey, up, up, y le tenía que ayudar a subir a mi cama al principio me sentaba mal eso de despertarme tan pronto, pero luego te ríes con el enano metido en la cama y le coges cariño. A los dos mayores a veces les entiendo lo que dicen. Brad es super comprensivo con mi nivel de kiwinglés, lo repite todo más despacio hasta que consigo entenderlo es un niño encantador la verdad, cuando le hablo y no me entiende me dice "Pardon" tan educado, un sol.


He tenido momentos muy graciosos con Toni, a la que he cogido mucho cariño, y mi inglés. Clemcy se acuesta muy pronto, porque tiene que madrugar y muchas noches nos hemos quedado viendo la tele y charlando. Yo sigo sin entenderla muy bien, pero con el esfuerzo común llegamos a veces a transmitir lo que queremos decir. Una noche estábamos hablando de lo que se conoce de New Zealand es España y le conté que la noticia del terremoto sí que se supo allí, y que unos meses antes de venir la gente me mandaba noticias de NZ y le hablé de la noticia del barco que se había hundido frente a las costas de Napier, en ese momento Toni se me quedó mirando con cara de no entender nada y tratando de imaginar algo en su cabeza. Me miró muy seria y me dijo que ella no había oído hablar del barco ese. Yo me quedé perplejo y le dije sí, el barco ese en el fondo del mar y que estaba soltando petroleo y contaminando toda la costa... ella me miro como las vacas miran al tren y nada. Sí mujer, el barco ese que se hundió... aaahh!! dice, BARCO!!! Ship, resulta que yo estaba diciendo oveja (Sheep) yo decía "ssip" con la i corta pero no es suficiente ella solo entiende "ssep" como barco... el caso es que me puse en su lugar y me imaginé que era ella y que en su cabeza estaba viendo a todos los españoles que sentados frente a la tele observaban una oveja en el fondo del mar soltando suciedad y contaminando toda la costa, al cabo de 20 minutos pudimos dejar de reírnos, momentos de risa floja. Otro momento bastante bueno ocurrió un día que fui al los hot pool de Hanmer Spring, y me mandó varios mensajes de texto diciendo que tenía envidia y que le gustaría estar conmigo. Cuando volví estábamos en la cocina ella, su marido el cazador, y yo y me preguntó que si había visto sus tetas... a lo que la miré perplejo y le dije que tetas? lo que realmente me preguntaba era que si había visto sus mensajes de texto, Have you seen my text? (Pronunciado en kiwi text suena exacto a Tixts que a su vez es muy parecido a tits) aquí yo no me reí tanto, pero a ella casi la da una parálisis de la risa.



He acabado algo cansado estos días, es un esfuerzo muy grande tratar de entender a alguien que habla en otro idioma, los niños, cavar zanjas, pero considero que si una cosa ha merecido la pena en este viaje ha sido esta... una gran experiencia, he conocido gente muy distinta y he aprendido un montón. Un beso muy fuerte Toni, Alex, Brad, Riley and Clemcy

martes, 10 de abril de 2012

Hoy tengo planes

Martes, 10 de abril de 2012, 22:27 hora de Nueva Zelanda. Estoy en una granja conviviendo con una familia de auténticos kiwis, Clemcy, Toni, Bradly, Riely y Alex de 38, ?, 5, 4 y 1.5 años respectivamente. Me encuentro a 40 km de Christchurch, no tengo coche, ni medio para salir de aquí. Esta tarde llegué haciendo auto-stop, después de 20 minutos esperando en mitad del campo, donde me dejó el autobus, fui recogido por el hermano de Toni que aunque no lo parezca (por el nombre) es la mujer de la casa, rubia, ojos azules, metro y medio de altura. lleva la contabilidad de algo o alguien, trabajo que la retiene en su despacho durante períodos prolongados de más de media hora (y a veces 40 minutos), es muy difícil entenderla cuando hablas con ella por teléfono, sin embargo cuando hablas directamente con ella es prácticamente igual de difícil, lo curioso es que ellos me entienden a mi y en la cena a la que asistí ayer con los tres hermanos de Clemcy me dijeron que hablaba muy bien inglés. Yo no opino igual, yo creo que ellos hablan fatal inglés. Hace un rato estaba sentado frente al televisor junto a Clemcy cuando el gato de la casa (me han dicho el nombre 1000 veces pero ni flowers) se me ha subido encima, ¿Te gustan los niños? me pregunta Clem, pregunta relacionada con la conversación que tuvimos ayer en la que dije que sí me gustaban, que tenía sobrinos y que sí me gustaría tener algún día alguno... contesté lo mismo mientras me preguntaba a mi mismo por qué tanto interés con mis gustos hacia los niños. Al cabo de unos minutos en silencio, en frente de la televisión tuve que reprimir a duras penas una carcajada cuando me dí cuenta que me había preguntado que si me gustaban los gatos, do you like the cats que pronunciado en kiwi suena igual que do you like de kids?, lo más gracioso es que mi respuesta podría ser considerada correcta, dije algo así como: Sí, sí me gustan pero siempre he estado con los de los demás, lo bueno que tiene eso es que si se ponen pesados y empiezan a llorar, gritar o se hacen caca (¿?) se los dejas a los padres (¿?) y listo, pero sí, sí me gustan. Me he tenido que morder la lengua para no soltar una carcajada. Clem, es un hombre fornido, moreno de ojos azules y de un metro ochenta de altura, ha trabajado en una granja toda su vida y ahora se dedica a recoger la leche de las distintas granjas y llevarla a la central lechera asturiana, pero de aquí. La primera vez que le vi realmente me asusté. Cuando llegué a la granja, hace 3 días, solamente estaban Toni, Bradly, Alex y la cuñada de Toni . La casa es un sueño de casa, unos 250 m2 en una sola planta, con una gran jardín y un gran desorden en su interior, niños, gatos, juguetes, pañales y restos de papeles ruedan por el suelo. La cocina es gigante y comparte instancia con uno de los salones de la casa, el otro está separado por una puerta doble y alberga una gran televisión de plasma. A la hora del "tea time" (cenar), la mujer me ofrece un plato con comida y me dice que vaya comiendo que ellos no esperan y comen cada uno cuando le sale de los... En la mesa están, Bradley y Alex comiendo. Bradley, 5 años, rubio, ojos azules y la verdad muy majete (y lo digo en serio) quiere que me siente a su lado, Alex 1,5 años rubio, ojos azules, ( al principio lloraba cuando me vio, pero ahora me lo he ganado y lo único que quiere es que le coja) está siendo alimentado por su madre. Me siento al lado de Bradley, de espaldas a la puerta de la terraza. En el momento en el que me siento y cojo el tenedor para comer oigo un motor de un coche que llega a la casa, miro atrás y no veo nada, la mujer me dice que empiece a comer, se levanta y sale a la calle, los niños salen detrás, al cabo de un rato Brad entra con una escopeta y la deja en el sofá. Yo con mi postura absurda, el tenedor en la mano, sentado en la mesa de espaldas y medio girado hacia atrás no se que hacer. Al cabo de un rato en mi campo de visión limitado entra un hombre, me levanto, el me hace gestos para que no lo haga, pero yo me levanto y le doy la mano. Es David en el hermano de Toni, el que me ha traído esta tarde haciendo auto-stop, detrás de él hay un hombre fornido que sostiene en brazos a Alex, no me mira, entra en la casa y sigue sin mirarme. Se dirige al sofá, coge la escopeta, que dejó allí su hijo, la carga y se encamina hacia mi apuntándome con ella, se acerca un poco más y me dispara en una pierna. Me miro la pierna, pero no tengo sangre y la escopeta sigue en el sofá, madre mía que películas. ¿Por qué pasa tanto de mi este hombre?, me pregunto. Al final deja el niño en el suelo y me da la mano, pero no habla conmigo, la mujer me hace señas para que siga comiendo. Me siento y empiezo a comer. Después de esta primera impresión resultó que es un tipo muy majete al que tampoco entiendo ni un carajo y le gusta la caza casi tanto o más que a Isaac (Por cierto, un abrazo! hunter!).



Diez días antes de mi encuentro con Clemcy dibujo en mi cuaderno los números de los días del mes. Una líneas y en la cabecera las iniciales del día de la semana. Marco de amarillo fosforito varios días. El día que llego a la granja, el día que tengo que salir de Castle hill, el día que llego a Nelson o el que llego a Takaka, los vuelos a Sydney y a Auckland y finalmente el vuelo a Madrid. Es la primera vez en este viaje que tengo planes establecidos, tengo un calendario con fechas concretas, lugares y metas. Escalar en varios sitios, ver las focas adolescentes del Abel Tasman, vender el coche, trabajar en una granja y hacer una foto del Opera Hall de Sydney. Han pasado 13 días desde entonces y todo ha ido según lo previsto, algún que otro ajuste pero todo ha ido sobre ruedas. He sentido el placer de viajar solo, la música, tu, la carretera y los impresionantes paisajes de este país. Definitivamente este es uno de los mejores países para viajar sin acompañantes, que no solo porque no he estado solo ni un solo momento.



Castle Hill es impresionante, se encuentra en mitad del Arthur Pass que une la costa este con la costa oeste de la isla sur. Se trata de unas formaciones de roca caliza de varias alturas con formas redondeadas que se asemejan a las ruinas de una castillo o una ciudad abandonada pero que realmente es una de las zonas de escalada más interesantes de kiwiland. El primer día en solitario siempre es duro pero siempre encuentras gente con las que hablar, escalar, comer y convivir. En seguida encontré un grupo de escaladores con un Crasspad me uní a ellos y pasé tres días en una especie de campamento hippie durmiendo en el coche, haciendo fuego por la noche y pasando más frío que la madre de perico, en definitiva, genial.



Abel Tasman en otoño, resulta que nos dijeron hace un mes, cuando estuve aquí por primera vez, que en esta época las crías de focas estaban lo suficientemente mayores como para acercarse al kayak y jugar contigo. Resultó verdad, la focas se acercaron y pudimos verlas de muy cerca durante 25 minutos que valen su precio en oro.



Takaka, Paynes Ford, es uno de los lugares de escalada más importantes de la isla sur, situado al norte del Abel Tasman National park muy cerca de la ciudad de Takaka famosa por ser una de las pocas ciudades hippies de Nueva Zelanda. En seguida encontré gente para escalar y charlar. Esta vez dormimos en un camping del gobierno con agua caliente y muy buen precio 10 $ la noche (6 €). Esta parte del viaje ha sido la parte que más tiempo he hablado en español, escalando con chilenos y una chica catalana, y disfrutando la posibilidad de decir chorradas y chistes en tu propio idioma.



Y vuelta al principio, hace tres días llegué a esta granja desde la que escribo, hoy he mandado el material de escalada por correo a la chica que me lo dejó junto con una caja de bombones de un kilo. He llevado el coche a Christchurch, a un lugar de venta de coches especializado en Backpackers y he vuelto en autobus. Había quedado con la mujer de la casa para que me recogiera en la ciudad, a unos 12 kilómetros de la granja, pero al telefonearla y constatar que no hay dios quien la entienda, me dice que no puede venir a buscarme y que haga auto-stop. Aprovecho para hacer una de las actividades más comunes en NZ y darme cuenta que no es tan fácil.



Estoy leyendo las noticias sobre España en internet y la verdad no dan muchas ganas de volver con este panorama. Mi viaje toca a su fin, el próximo 29 de abril a las 14:00 horas llegaré a bajaras, entonces empezará otro viaje, con menos glamour, pero igual de importante, no se que haré todavía pero lo que si tengo claro es que he aprendido mucho. Ahora oigo llover fuera de la casa, son las 00 horas y 19 minutos del miércoles 11 de abril de 2012 y me voy a la cama a dormir.